miércoles, 25 de abril de 2012

Leyendo...

Por fin, me animé con El Topo, de Le Carré (confieso: vi la peli, que me pareció genial, - ¡bendito cine!... no, no voy a decir nada sobre los Oscar, lo digo porque algunos/as ya me conocéis... - y ahora estoy leyendo el libro), gracias en parte a la entrada que hizo La Belle Dame Sans Merci sobre él en su blog, La Isla de Calipso.
Os dejo un fragmento en particular que me ha gustado mucho:
"(...) Decidió vender su casa de Londres. Allí, bajo los balcones, agazapado al lado de la máquina de vender cigarrillos, esperando que la nube terminara de descargar su agua, Smiley tomó la grave decisión. Todos decían que el valor de la propiedad inmoviliaria había aumentado desproporcionadamente en Londres. Muy bien. Pues vendería la casa, y con parte del precio compraría una casita de campo en Costwolds. ¿En Burford quizá? Demasiado tránsito. Steeple Aston, ese era el lugar adecuado. Llevaría una vida de excéntrico inofensivo, solitario y meditativo, pero con una o dos simpáticas costumbres, como la de hablar en voz alta para sí, paseando por las calles. Quizá esta clase de vida fuera un poco anticuada, pero ¿quién no es anticuado en los presentes tiempos? Anticuado, sí, pero fiel a sus tiempos. A fin de cuentas, siempre llega el momento en que todos nos vemos obligados a tomar una decisión: ¿Seguimos adelante o retrocedemos? Nada deshonroso había en no dejarse llevar por cada vientecillo de modernidad que soplara (...)"
- El Topo, John Le Carré

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