martes, 1 de noviembre de 2011

Sobre vampiros y derivados


Es un hecho: los vampiros están de moda. (Está tan claro que la persona que no se haya enterado debe haber pasado los últimos años confinada en un ataúd) Se han impuesto en las editoriales juveniles, y también en la gran pantalla. No se puede negar que durante estos años, los “atractivos” (para algunas…) “neovampiros” han tenido un éxito espectacular.
Personalmente, esta reinvención del género no me inspira simpatía, prefiero los viejos clásicos y el folklore tradicional, pero no voy a dedicarme, en esta entrada, a hablar sobre historias de aparecidos, ni ha tomar parte en la pelotera que tanto se lleva “vampiros de verdad vs. vampiros modernos” (el tema está muy visto ya); me gustaría  dar a conocer una curiosidad: la personalidad vampírica. Según he leído, parece ser que la respuesta emocional de quien ve películas o lee libros de este género de forma habitual es tan satisfactoria que hace que los fans se sientan parte del mundo vampírico, yendo más allá de la identificación normal de las personas con los personajes de cualquier historia, y que, en casos extremos, puede desencadenar una obsesión enfermiza que lleva a actuar a las personas como verdaderos aparecidos.
Como buena seguidora (y neófita también) de Expediente X, todo esto me recordó a  un capítulo (cuidado con los repartidores de pizza con pupilas fosforescentes!), aunque no voy a seguir por ahí, porque la entrada podría derivar hacia el chupacabras y de ahí a Tercer Milenio…
Hablando de todo un poco y para dar un final desenfadado a la entrada (ya sabéis, me encanta acabar las entradas con un poco de música),  os dejo una canción de Whitesnake titulada “Night Hawk: Vampire Blues” (y bien majo el “vampiro” muajaja): 

1 comentario:

  1. Pues la Disney se ha pillado los derechos de la novela "Fallen" así que tenemos chupasangres para rato...Besotes!

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